martes, 16 de septiembre de 2025

Gremios Pesqueros Artesanales del Perú y Conflicto por la Pota 2025



Introducción


El Perú cuenta con diversos gremios de pescadores artesanales a lo largo de su litoral, los cuales desempeñan un rol clave en la pesquería de pota o calamar gigante (Dosidicus gigas). En los últimos años han surgido tensiones por la distribución de cuotas de pota y la incursión de embarcaciones foráneas de mayor capacidad (conocidas como “lanchas vikingas”) en zonas tradicionalmente operadas por pescadores locales. Este informe analiza los gremios de las tres macrorregiones (norte, centro y sur), la Federación nacional FIUPAP, y evalúa el marco técnico-legal relativo a las cuotas artesanales y restricciones geográficas entre gremios. Se presenta información sobre la estructura organizativa, flota artesanal (tipos de embarcaciones), capacidad y volúmenes de pesca de pota, así como las posturas gremiales frente a la cuota establecida y los conflictos intergremiales, con fuentes del Ministerio de la Producción, organizaciones gremiales y prensa especializada.


Gremios del Norte (Talara, Zorritos, Paita, Chimbote y “Zona Pescal”)


En la macrorregión norte se encuentra la mayor concentración de pesca artesanal de pota del país. Destacan puertos de Piura y Tumbes (Paita, Talara, Zorritos, entre otros) y también Chimbote (Áncash). En 2022 se fundó un nuevo gremio empresarial de alcance nacional denominado Sociedad Nacional de Pesca Artesanal del Perú (SONAPESCAL) –a veces referida informalmente como “Zona Pescal”– que agrupa principalmente a organizaciones de armadores poteros del norte. SONAPESCAL está conformada por diez asociaciones y cooperativas de armadores artesanales de Piura y Lambayeque dedicadas a la pota y perico, incluyendo asociaciones de Paita (Yacila, Parachique-La Bocana, La Islilla, etc.) y San José. Su creación buscó consolidar una representación política más sólida para formalizar embarcaciones y mejorar la gestión pesquera de estos recursos. En 2022, Elsa Vega Pardo –dirigente de Paita– fue elegida presidenta de SONAPESCAL, convirtiéndose en la primera mujer en liderar un gremio pesquero artesanal nacional. SONAPESCAL representa un número considerable de pescadores: juntos sus miembros reúnen más de 900 embarcaciones y 6,000 pescadores artesanales dedicados principalmente al calamar gigante (otras fuentes señalan incluso ~2,500 embarcaciones afiliadas al fundarse el gremio).


Flota y embarcaciones: La flota artesanal norteña se caracteriza por lanchas de madera de regular tamaño, muchas de ellas conocidas como “vikingas”. Estas embarcaciones tienen mayor calado y capacidad de bodega que las típicas chalupas artesanales: almacenan entre 10 y 20 toneladas de pota en sus bodegas. Cuentan con motor y sistemas de luz para el jigging nocturno de pota, e incluso pueden operar mar adentro (hasta ~150 millas) si están equipadas con sistemas de monitoreo satelital. Varias de estas lanchas “vikingas” antes se empleaban en pesca de anchoveta de menor escala; hoy se dedican al calamar gigante y pueden desplazarse a lo largo del litoral siguiendo la disponibilidad del recurso. En Chimbote (Áncash), la flota potera artesanal incluye decenas de lanchas medianas, aunque de menor porte comparadas con las de Piura.


Capacidad y volúmenes de pesca: El norte aporta la mayor parte de la producción artesanal de pota. Entre enero y septiembre de 2024, aproximadamente un 60% de la captura nacional de calamar gigante provino de puertos norteños. Solo Paita representó ~45% del desembarque artesanal de pota, seguida por Parachique (Sechura) con 14%. Otros puertos norteños contribuyeron en menor medida: por ejemplo, Talara ~2% y caletas de Tumbes (como Zorritos/Acapulco o Puerto Pizarro) también alrededor de 2%, según datos oficiales. Chimbote –aunque geográficamente en el centro-norte– aportó cerca del 5% de la pota desembarcada en ese periodo, consolidándose como el principal puerto potero fuera de Piura. Estas cifras evidencian la alta concentración de la actividad en Piura, donde abundan plantas de procesamiento y flotas poteras especializadas. La capacidad de pesca diaria por embarcación varía: las lanchas vikingas pueden capturar y transportar hasta 10-15 toneladas por viaje, mientras que botes más pequeños extraen volúmenes menores. La abundancia del recurso en el mar del norte (frente a Piura/Tumbes) permite que estas flotas obtengan volúmenes significativos, contribuyendo a que la pota sea la segunda pesquería más grande del Perú en desembarque (promedio ~438 mil TM/año), y la primera en generación de empleo artesanal. Cabe destacar que la pota es capturada exclusivamente por la flota artesanal (no existe flota industrial potera nacional), lo que realza la importancia de estos gremios norteños en el abastecimiento a la industria de congelados y al mercado local.


Estructura gremial y organización: En Piura y Tumbes operan sindicatos locales y asociaciones de pescadores/artesanos en cada caleta. Por ejemplo, Paita cuenta con la Asociación de Proveedores de Productos Hidrobiológicos (APPHPP) y otras organizaciones base ahora integradas en SONAPESCAL. Talara y Zorritos poseen gremios locales (e.g. Gremio de Pescadores Artesanales de Caleta Acapulco en Zorritos, Tumbes) que coordinan con las autoridades regionales (DIREPRO) en temas de permisos y formalización. Chimbote, por su parte, históricamente agrupó a sus pescadores artesanales en cooperativas y asociaciones de armadores de consumo humano; actualmente cuenta con un Desembarcadero Pesquero Artesanal (DPA) activo y organizaciones que participan en federaciones más amplias. Muchos dirigentes norteños han asumido roles en la representación nacional: p. ej., Elsa Vega (Paita) liderando SONAPESCAL, o José Luis Bernuy (Paita) quien presidió la asociación nacional ANEPAP de armadores artesanales. Estas estructuras gremiales del norte tienden a estar bien organizadas debido al peso económico de la pota y perico en la zona, contando con comités de comercialización y mesas técnicas con Produce.


Posicionamiento frente a la cuota de pota y conflictos: Los gremios del norte han abogado por mantener una cuota global alta y un acceso irrestricto al recurso, dado que son los principales beneficiarios de la abundancia de pota. Cuando en 2024-2025 se implementó por primera vez un Límite Máximo Total de Captura (LMTC) anual para la pota (cuota nacional), los pescadores norteños rápidamente alcanzaron la cuota inicial asignada para el primer semestre. En efecto, Produce fijó 190 mil TM para enero-junio 2025, la cual fue completada antes de tiempo por la intensa actividad en Piura; ante ello, dirigentes del norte y sur gestionaron con el viceministro una ampliación de temporada. Finalmente, el gobierno extendió la pesca de pota hasta agosto 2025, elevando la cuota anual a 504 mil TM. Los líderes norteños no apoyaron la idea de reservar cuotas separadas por región (norte/centro/sur), puesto que eso limitaría su esfuerzo; su preferencia ha sido una cuota unificada nacional, acompañada de medidas técnicas para reabrir la pesquería cuando la biomasa lo permita. Por ejemplo, FIUPAP (con apoyo de gremios del norte) acordó con PRODUCE realizar una prospección científica en julio 2025 para evaluar la biomasa, al haberse sobrepasado la cuota asignada en casi 190 mil TM ese año – reflejo de la enorme presión pesquera ejercida principalmente en el norte.


No obstante, los gremios norteños también han sufrido conflictos intergremiales y comerciales. Un problema agudo ha sido la drástica caída de precios de la pota en playa debido a la sobreoferta. A mediados de 2025 el precio pagado al pescador se desplomó de S/7.00 a apenas ~S/1.80 por kilo, generando protestas simultáneas en puertos del norte, centro y sur. Los pescadores de Paita, Sechura, San José y Chimbote se organizaron para exigir precios justos, acusando a las plantas procesadoras de concertar precios a la baja. En respuesta, adoptaron medidas de fuerza coordinadas: suspender el abastecimiento de pota a las plantas congeladoras a nivel nacional y autoimponer topes de descarga por embarcación. En una asamblea realizada en Chimbote el 28 de mayo de 2025 –que contó con la presencia de Elsa Vega (SONAPESCAL) y dirigentes del norte– los pescadores denunciaron también la pesca ilegal y la presencia de embarcaciones que excedían las capturas autorizadas en sus permisos, saturando el mercado. Allí acordaron limitar las descargas a un máximo de 12 toneladas de pota por viaje para las lanchas más grandes, condicionadas por la cantidad de hielo que llevan a bordo. Con este consenso intergremial se buscó frenar los “excesos” de las vikingas y evitar que inundaran de producto el muelle, deprimiendo los precios. En paralelo, exigieron que las plantas de Paita negocien un precio mínimo justo antes de reanudar envíos. Estas acciones muestran un frente unido norte-centro ante el abuso de mercado, pero también reflejan tensiones internas: los pescadores artesanales de menor escala culpan a los armadores de mayor tonelaje de provocar la sobreoferta. En Paita ya se había fijado previamente un tope voluntario de 5 TM por descarga para sostener el precio. Es decir, dentro del propio norte han surgido iniciativas de autoregulación para evitar una competencia destructiva entre embarcaciones grandes y pequeñas.


Un conflicto particular ha sido la incursión de lanchas “vikingas” norteñas en puertos de otras regiones. Pescadores de Piura y Lambayeque, ante la migración estacional de la pota, desplazaron sus vikingas hacia el sur en busca del recurso, generando fricciones (ver sección de gremios del sur). Desde la perspectiva norteña, sus armadores argumentan que tienen derecho a seguir a la pota donde vaya y aprovechar su mayor capacidad de bodega. Sin embargo, reconocen que el exceso de flota puede afectar a todos vía precios bajos, por lo cual han mostrado disposición a acuerdos sectoriales (e.g. participar en mesas técnicas y acatar límites de captura por viaje). En cuanto a la cuota nacional de pota, los gremios del norte la consideran necesaria para sostenibilidad pero señalan que debe basarse en datos actualizados. De hecho, cuestionaron que la cuota 2025 original (421 mil TM) resultó subestimada, habiéndose tenido que ampliar a 504 mil TM tras evidenciarse buena condición del stock. Su posición general es maximizar la extracción artesanal con sustento científico, evitando suspensiones prolongadas que perjudiquen sus ingresos.


En síntesis, los gremios norteños –estructurados en torno a SONAPESCAL y asociaciones locales de Paita, Talara, Zorritos, Chimbote, etc.– disponen de la flota artesanal más poderosa (numerosa y con mayores embarcaciones), son responsables de la porción principal de la cosecha de pota, y abogan por un acceso amplio al recurso. Al mismo tiempo, enfrentan el reto de autorregular su esfuerzo para no saturar el mercado y de manejar las tensiones con sus pares del centro-sur, quienes reclaman una distribución más equitativa de oportunidades de pesca.


Gremios del Centro (Pucusana, Ancón, Chorrillos, Cerro Azul)


La zona centro (costa de Lima e Ica) tiene una pesca artesanal de pota de menor escala relativa, pero igualmente importante para las comunidades locales. En el litoral de Lima destacan caletas como Pucusana, Ancón, Chorrillos (Caleta de Lima) y Cerro Azul (Cañete, Lima provincia). Cada una cuenta con gremios o asociaciones de pescadores artesanales organizados localmente, aunque su nivel de articulación regional es menor comparado al norte o sur.


Composición y flota: Los pescadores artesanales del centro típicamente utilizan botes y lanchas pequeñas (fibra de vidrio o madera) de menor capacidad de bodega que las del norte. Su operatividad es más costera. Por ejemplo, en Pucusana –un puerto pesquero tradicional al sur de Lima– faenan decenas de lanchas de 6 a 10 metros de eslora, equipadas para pesca variada: desde pota con línea de potera manual hasta pesca de pejerrey, lisa, cabinza y otras especies costeras. Muchas de estas embarcaciones tienen 1–5 m³ de capacidad de bodega, enfocándose en marisqueo diario o pesca de pequeña escala. En Ancón (norte de Lima), la flota artesanal también consiste en botes chicos, ya que la bahía es somera; los pescadores de Ancón alternan la pesca de pota con la de chanque, lorna, etc., según temporada. Chorrillos, por ser caleta urbana, alberga mayormente botes de día (sin bodegas de congelamiento) que venden fresco en el muelle. Cerro Azul, al sur de Lima, cuenta con alrededor de 100 embarcaciones artesanales menores dedicadas a pesca de pejesapo, pota y otros; su muelle artesanal es modesto. En general, en la zona centro no predominan las “vikingas” grandes; la mayoría de la flota carece de la autonomía para alejarse demasiado de la costa o almacenar grandes volúmenes de pota.


Infraestructura y desembarque: Cada una de estas caletas posee infraestructura básica de desembarque: Desembarcaderos Pesqueros Artesanales (DPA) en Pucusana, Ancón y Cerro Azul (aunque algunos requieren mejoras) y un muelle artesanal en Chorrillos (Caleta de pescadores). Estas instalaciones sirven para la descarga, limpieza y comercialización local del pescado. Sin embargo, a diferencia del norte, en Lima no existen plantas empacadoras de gran capacidad dedicadas a pota. Gran parte de la pota capturada por los pescadores limeños se destina a dos vías: consumo fresco local (venta en terminales pesqueros de Lima) y venta a intermediarios que la transportan hacia plantas en el Callao o Paita para congelado/exportación. De hecho, se estima que solo el 17% de la pota desembarcada en Perú va al mercado fresco, mientras 83% va a plantas para congelado/exportación. En Lima ese porcentaje fresco puede ser mayor, dado el gran mercado local. Por ejemplo, Pucusana y Ancón apenas aportaron **1% cada uno del desembarque nacional de pota en 2024 (ene-set)**, reflejando un volumen modesto en comparación a Piura. Aun así, estas pesquerías son vitales para las economías locales y la seguridad alimentaria en la capital.


Organización gremial: Los pescadores del centro suelen estar agrupados en sindicatos comunales por caleta. En Pucusana opera el Sindicato de Pescadores de Pucusana y probablemente cooperativas; en Ancón, la Asociación de Pescadores de Ancón; en Chorrillos, la Asociación José Silverio Olaya Balandra (gremio histórico de Lima); y en Cerro Azul, un gremio local de pescadores artesanales. Existe coordinación informal entre ellos, pero hasta donde alcanza este estudio, no hay una federación regional exclusiva que unifique a todos los puertos del centro en torno a la pota. No obstante, estos gremios centrales participan activamente en espacios nacionales y han colaborado con iniciativas de manejo sostenible. Por ejemplo, pescadores de Chorrillos y Pucusana apoyaron la Ley 31749 que protege las primeras 5 millas marinas para la pesca tradicional, y mantienen interlocución con ONG y Produce en temas de ordenamiento (v.gr. proyectos de formalización, capacitación en sanidad – SANIPES ha trabajado con Pucusana en habilitaciones sanitarias de embarcaciones).


Participación en la pesca de pota: La contribución de los puertos del centro a la pesquería de pota es estacional. En ciertos años, cardúmenes de pota se acercan a las costas limeñas (especialmente cuando las aguas se calientan por El Niño), permitiendo buenas faenas. De hecho, en invierno de 2025 se reportó una inusual abundancia de pota en las orillas de Pucusana –con ejemplares varados en la playa– lo que atrajo la atención de pescadores y medios. Los precios en esa ocasión bajaron temporalmente por la gran oferta local, vendiéndose pota en muelle Pucusana a S/0.50 la unidad pequeña según reportes de prensa. Esto muestra que, si bien Lima no es el epicentro de la pota, sí puede tener eventos de alta disponibilidad que los pescadores aprovechan. En general, los artesanales del centro pescan pota cuando esta migra a sus zonas (suele ser en otoño-invierno); el resto del año se dedican a otras especies. Su contribución anual conjunta podría rondar 2–3% del total nacional (Lima + Ica), aunque en 2024 específicamente Pucusana+Ancón sumaron solo 2%. Los desembarques en Cerro Azul e Ica (Tambo de Mora, Pisco) también son reducidos (Pisco figuró con 3% de las exportaciones de pota en 2024, indicando cierta actividad).


Posturas frente a las lanchas del norte y cuotas pesqueras: Los gremios del centro han expresado solidaridad con sus pares del sur en la defensa de la pesca artesanal tradicional. Por ejemplo, asociaciones de Lima (Costa Verde) se manifestaron en 2025 contra intentos de modificar la Ley 31749 que favorecía a la pesca de menor escala mecanizada; temían que se retrocediera permitiendo embarcaciones más grandes con redes de cerco en zonas artesanales. Esto indica que repudian la “industrialización” encubierta de la pesca artesanal. Respecto a las lanchas vikingas del norte, no hay reportes de conflictos directos en Lima (dado que los norteños suelen migrar principalmente hacia el sur, no tanto a Lima). Sin embargo, los pescadores limeños resienten las prácticas que consideran desleales, como el ingreso indiscriminado de flota foránea a caletas ajenas sin coordinación. Probablemente apoyen la idea de ordenar el esfuerzo pesquero por zonas o caletas, para evitar la sobreconcentración en un solo punto.


En cuanto a la cuota de pota, los gremios del centro no alzaron tanto la voz como los del sur, pero compartían la preocupación de quedarse sin cuota si esta se consumía enteramente en el norte durante los primeros meses del año. Efectivamente, la Macro Sur argumentó que las condiciones oceanográficas difieren (oleajes, estacionalidad) y que mientras en sur/centro no podían salir, la cuota se gastaba en el norte. Es razonable suponer que los pescadores de Lima e Ica apoyan la demanda de una cuota diferenciada por zonas norte-centro-sur, pues ello les aseguraría un porcentaje de la torta y tiempo para pescar cuando la pota llegue a sus aguas. Así lo sugieren sus alineamientos con el Macrosur en comunicados del 2025. De hecho, gremios de Máncora, El Ñuro, Órganos, Cabo Blanco, Talara, Colán, La Islilla, La Tortuga (Piura) y también de la costa verde de Lima firmaron en 2025 una carta apoyando la reglamentación de la ley de pesca artesanal y medidas contra prácticas depredadoras, lo que evidencia un frente común norte-centro-sur en pro de la pesca artesanal sostenible. En resumen, los gremios del centro piden equidad y protección de la pesca artesanal tradicional: que no se vean desplazados por flotas más grandes ni por falta de cuota. Su postura es de colaboración con las autoridades para mejorar ordenamiento (v.g. adopción de SISESAT, trazabilidad, formalización), a cambio de garantizarles acceso justo al recurso.


Gremios del Sur (Arequipa, Moquegua, Tacna)


La macrorregión sur aglutina a los gremios artesanales de Arequipa, Moquegua e Tacna, que en conjunto representan a los pescadores de puertos como Atico, La Planchada, Quilca, Matarani (Islay) en Arequipa; Ilo en Moquegua; y Morro Sama, Vila Vila, Puerto Grau en Tacna, entre otros. Estos gremios se han articulado bajo la denominación de “Macro Sur”, un frente común que defiende los intereses de la pesca artesanal sureña.


Estructura organizativa: En Arequipa existe la Federación de Pesca Artesanal de la Región Arequipa (FEPAR), presidida por Edgar Jiménez Caipa (dirigente de Islay/Matarani). De igual modo, Tacna cuenta con la Federación de Pescadores Artesanales de Tacna, que coordina las caletas de esa región. La Macro Sur como tal funciona más como una alianza que como una institución única: sus “bases” son los gremios provinciales mencionados. Su capacidad de movilización ha quedado demostrada en 2025, cuando actuaron en bloque frente al gobierno central. Los dirigentes del sur han celebrado reuniones conjuntas (por ej., en Morro Sama el 3 de agosto de 2016 ya se reunían representantes de Atico, Matarani, Vila Vila, Tacna, etc.


David Torres Barreto 

davidtorres@estudiodtbabogados.com

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